Por Javier L Ramírez C
Ríos con gamas de azules, verdes, rojos y ocres recorren Colombia. Ocultos o a la vista. Se encuentran desde las selvas del Orinoco hasta los páramos Andinos. Un arcoiris de emociones para conocer, compartir y proteger. Aquí una reseña algunos de ellos.
Caño Cristales, de Colombia para el mundo.
Es sin duda el río insignia de Colombia y un destino obligado. Llamado con justicia el arcoiris que se derritió, el río que escapó del paraíso, el río de los cinco colores y el río más bello del mundo.
Un derroche de belleza esculpido en el corazón de la Serranía de la Macarena, un lugar donde la Amazonía, la Orinoquía y los Andes se abrazan.
Para que Caño Cristales exista fueron necesarios varios ingredientes únicos.
El primero de ellos es una formación milenaria: el Escudo Guayanés, un macizo de la era precámbrica que se extiende por Brasil, Venezuela y Colombia.
En el Escudo Guyanés se encuentran hitos geográficos suramericanos de singular belleza como el Salto del Ángel, Roraima y Canaima. En Colombia dio lugar a joyas naturales como los cerros de Mavecure en Guanía, la serranía de la Lindosa y el Chiribiquete en Guaviare, el raudal del Jirijirimo y Apaporis en el Vaupés, el cañón del Araracuara en el Caquetá y la Serranía de la Macarena en el Meta.
Esta antigua formación ha creado en Caño Cristales un lecho rocoso con pocetas, corredores, rápidos y cascadas.
Un segundo factor es la existencia de una planta acuática única en el mundo: la Macarenia clavigera. Con tonos verdes o rojos se adhiere a las rocas y florece sólo por un corto tiempo en el segundo semestre del año.
Un tercer ingredientes es la diversidad de la Sierra de la Macarena, una formación montañosa asilada de los Andes, enclavada en el corazón del piedemonte amazónico y llanero.
Estas condiciones han creado un escenario mágico que se viene consolidando como uno de los destinos más apetecidos del país. Atrás quedó su pasado violento. Dejó de ser el escenario del conflicto interno para convertirse en un destino de paz, una apuesta comunitaria por el turismo sostenible.
¿Solamente Caño Cristales?
Caño Cristales es apenas uno de los varios ríos de colores en que florece la Macarenia clavigera. En la Sierra de la Macarena hay varios ríos de igual belleza.
Algunos de ellos son: Caño Cajuche, Caño Yarumales, Caño Indio, Caño Escondido, Caño Canoas, Caño siente machos, Caño Piedra, y de seguro, decenas de riachuelos más, ocultos en la selva.
Caño siete machos por ejemplo, se conserva aún virgen y tiene alternativas de turismo comunitario para su visita. En Caño Canoas en cambio, su principal atractivo es una catarata de gran belleza en plena selva.
Caño piedra es el más cercano a la Macarena, cuenta con piscinas naturales de verdes cristalinos. Para llegar a él es posible alquilar carro o moto y cuenta con una cabaña básica para hospedarse y de paso, apoyar la tarea de recuperación que adelanta doña Rosita, propietaria del lugar.
La belleza de Caño Cristales ha cautivado al mundo de tal forma que se ha convertido en un referente. Es por eso que dentro de Colombia otros ecosistemas han sido nombrados haciendo referencia al río de los cinco colores. Por ejemplo, la quebrada las Gachas en Guadalupe, la denominan el Caño Cristales de Santander o las termales de San Juan en el Parque Nacional Puracé la suelo llamar el Caño Cristales del páramo.
Caño Rosado, Guaviare . Un caño Cristales para todos.
Para conocer la belleza de la planta macarenia clavigera tampoco es obligatorio ir a Caño Cristales en el departamento del Meta. En el departamento del Guaviare también hay un lugar mágico en que florece.
Es una alternativa interesante, si se tiene en cuenta que acceder a Caño Cristales es costoso debido a su aislamiento geográfico y a las entendibles restricciones de conservación. Además la vía de acceso a la Macarena más fácil es la aérea, lo que aumenta el costo de vida.
En San José del Guaviare, capital del departamento del Guaviare, a escasos 12 kilómetros del casco urbano, se encuentra un balneario natural conocido como Trankilandia, que alberga un río de tonos rosados bajo la sombra de palmas de moriche.
Para llegar allí es posible tomar un taxí desde el pueblo con un costo aproximado de $20.000 trayecto (7 dólares) y acordar con el chófer una hora en la tarde para el retorno. La entrada no cuesta más de un dolar y es posible recorrer el lugar por senderos demarcados.
Si bien no tiene las cascadas, formaciones rocosas y variaciones de nivel de Caño Cristales, es de todas maneras un lugar mágico y único. Además en su entorno se encuentra la serranía de la Lindosa con rocas monumentales como la Puerta de Orión, un imponente portal ancestral.
Para llegar a San José del Guaviare desde Bogotá es posible viajar en transporte público con costo de 60 mil pesos el trayecto y una duración promedio de 7 horas. Por vía aérea se vuela en la aerolinea estatal Satena, con tiquetes entre los 190 y 270 mil por trayecto en temporada baja.
En San José es posible encontrar una cómoda habitación doble desde los 50 mil pesos en zona urbana, hoteles de mayor categoría a mayor precio u hospedarse en cabañas en plena selva. Este es el caso de Playa Guio, una reserva en los meandros del río Guaviare, rodeada por bosques. Pero a pocos kilómetros de la vía principal.
Una vez instalado en San José del Guaviare deleítese con paisajes sacados de un mundo perdido. Entre los atractivos están Ciudad de Piedra, Pozos Naturales, Puentes Naturales, Túneles Naturales, las pinturas rupestres de Cerro Azul y Nuevo Tolima, Cascada las Delicias, petrogrifos del río Guayavero, Laguna Negra, nado con delfines rosados en el río Guaviare y Caño Lajas, otro río de colores en que florece la macarenia clavigera.
Termales de San Juan, el caño Cristales del Páramo.
El Parque Nacional de Puracé en el departamento del Cauca, a un par de horas de la colonial ciudad de Popayán, es la casa del cóndor, del volcán Puracé y de un singular río de gran belleza.
Los termales de San Juan, son un conjunto de riachuelos de aguas azufradas cuyos colores son producto de los minerales y la vegetación del páramo.
Allí es posible encontrar azules cristalinos que varían de tono de acuerdo con la profundidad, playas blancas, pozos de tenues rosas, musgos verdes y ocres, helechos y bromelias que decoran los serpenteantes hilos de agua que se unen para formar un cauce mayor que se atraviesa mediante puentecitos de madera.
Por la misma ruta, vale la pena una parada en el pozo de los deseos, un pequeño espejo de agua verde esmeralda en pleno páramo.
Para acceder a las termales es necesario contactar a la Guardia indígena del Puracé, quienes además administran las cabañas de Parques Nacionales en Pilimbalá. Lugar que sirve de base para hacer las diferentes actividades, incluido el ascenso al volcán y caminatas a cascadas o lagunas cercanas.
Otro lugar con estas características es las termales la Cabaña en Murillo Tolima en área de influencia del Nevado del Ruiz.
Río Claro. Un río esmeralda con playas blanco marfil.
En el sur oriente Antioqueño se encuentra un río de verde esmeralda confinado en un cauce de blancos mármoles. Es el cañón del río Claro, una reserva de la sociedad civil dedicada a la conservación del ecosistema de bosque húmedo tropical y a la práctica de deportes de aventura.
El color del río y sus playas se debe a que se encuentra en un cañón de mármol. En las orillas se acumulan depósitos de mármol bellamente tallados por la erosión. Las losas de mármol en el lecho del río le da la tonalidad característica al agua.
Los yacimientos de mármol y la erosión durante miles de años han dado lugar a imponentes cavernas habitadas por guacharos, aves nocturnas que cuidan celosamente sus crías con ruidos prehistóricos. Las cavernas permiten la práctica de espeleismo y los rápidos del río son aptos para el canotaje.
La reserva de Rio Claro ofrece servicios de alojamiento y deportes extremos. Está ubicada a 152 kilómetros de Bogotá por la vía a Medellín, a 20 minutos del Doradal.
Quebrada las Gachas. Jacuzzis naturales color ocre.
A una hora del municipio de Oiba Santander, en la ruta que de Bogotá lleva a Bucaramanga, se encuentra la quebrada las Gachas en el municipio de Guadalupe. Un balneario natural formado por una extensa laja color ocre que resalta con el sol . De poca profundidad se puede atravesar de lado a lado, excepto por sus cerca de 200 cráteres perfectamente circulares con profundidades entre los 50 centímetros y más de tres metros en los que es posible tomar un baño. Un jacuzzi natural labrado por la misma naturaleza durante siglos.
Cañón del Río Guejar
De verde esmeralda o azul turquesa, el río Guajar es una muestra más de la belleza de los Llanos colombianos. Los acantilados del cañón del río favorece la práctica de deportes de aventura como rafting.
Un destino imperdible en Lejanías Meta, en el corazón del piedemonte llanero.
(Otra opción para conocer, Río Dantayaco en Mocoa Putumayo)
Rios tinto en el Chiribiquete.
La amazonía Colombiana alberga ríos serpenteantes de rojos intensos que cual corales atraviesan la selva. La descomposición de las hojas de los bosques primarios y que son arrastradas a los ríos dan matices rojos y sepias a las aguas. El tanino proveniente de la cortezas de alguno árboles les da incluso tonalidades aún más oscuras
Ríos rojos.
Las tonalidades rojizas en el agua bien puede estar asociados a la presencia de minerales como el hierro o a la descomposición de material vegetal.
Para conocerlos no hace falta internarse en la selvas de la Amazonia. Muy cerca a Bogotá es posible encontrar algunos ríos con estas características. Por ejemplo, en la Peña Tunjuaque en la Calera, en Pozo Hondo en Sopó, o en las imponentes cascadas del cañón del Sumapaz en La Cabrera, todos en el departamento de Cundinamarca.
Si conoces más ríos colombianos que por su belleza merezcan estar en la lista no dudes en comentar.